Artículo publicado el sábado, 2 de juio de 2016, en www.farodevigo.es
Sobre las diez de la
noche del ya muy lejano 28 de octubre de 1982, Alfonso Guerra apareció en TVE
para decirnos “El PSOE ha ganado las
elecciones y tendrá 201 ó 202 diputados”. Habían transcurrido solamente dos
horas desde el cierre de las urnas.
Muchas horas más tarde,
el ministro Martín Villa confirmaba que el PSOE había obtenido 202 diputados.
Durante esa campaña
el CIS no era el CIS, eran datos nunca
lo suficientemente explicados -“… según encuestas oficiales…”,- y los
sondeos electorales quedaron reducidos a los de dos diarios de difusión nacional. Uno de
ellos, el que el trabajo de campo se desarrolló en las fechas más próximas a
las elecciones se construyó con la nada desdeñable muestra de 18.255
entrevistados.
Poco se habló, de la
premonición de Alfonso Guerra. De lo que mucho se escribió fue del macro sondeo en cuestión,
hasta el punto de convertirlo en la piedra del despropósito de las predicciones
de las encuestas políticas en la iniciada democracia española. Un columnista
llegó a escribir que si los encuestados “en
vez de trabajar en España, aventurasen sus profecías en Italia, ya les habrían diagnosticado el mal de “jettadura”. Aún hoy sigo
preguntándome si lo que de verdad quiso
escribir fue “jettatura”, comúnmente
“mal de ojo”, o cometió en un ejercicio de estupidez el intencionado error
tipográfico para que sus lectores entendieran que de lo que acusaba a los
encuestados era de “caraduras”.
Todo el desacierto de
entonces fue que el PSOE y Alianza
Popular obtuvieron respectivamente
5,5% y 4,7% más de lo que certificaba el último sondeo.
Si se hubieran dado fielmente los resultados previstos por los sondeos, el Partido Socialista con un 42,9% tendría
una holgada mayoría absoluta como la tuvo con el 48,4% obtenido y Fraga con el
21,2% sería el mismo jefe de la
oposición como lo fue con el 25,9%
conseguido por AP en las urnas.
¿Por qué Alfonso Guerra
acertó de pleno?. Porque además de tener en cuenta lo que decían las encuestas
tenía su propio trabajo de campo hecho desde años atrás: el
comportamiento detallado de las mesas, secciones y distritos de todas las
circunscripciones del país en los procesos electorales previos. Le bastó con
esperar al escrutinio de las primeras
50/100 papeletas de una serie de urnas seleccionadas por todo el país para dos
horas después sacar las acertadas conclusiones.
Las encuestas de
entonces y las de ahora fallan por los mismos o nuevos motivos; la segmentación
de la muestra, el trabajo de campo, el cuestionario, el voto oculto… incluso
por acontecimientos de última hora como los atentados del 11M, 3 días antes de
las elecciones de 2004.
En las elecciones del pasado domingo, las
encuestas se equivocaron previsiblemente por todo eso, incluso hubo un hecho de
última hora; el triunfo del Brexit, que
no sabemos hasta que punto pudo influir en el buen resultado del PP, pongamos
por caso.
Pero quiero llamar la atención sobre el hecho que
inesperadamente ocurrió; el resultado estéril al fenómeno elaborado durante más
de un mes en una constante retroalimentación de encuestas-medios de
comunicación-sondeos-medios de comunicación… No se produjo el sorpasso
tan minuciosamente construido, campaña de corazoncitos y voz en off “…no,
Pedro, te confundes de enemigo… el enemigo no somos nosotros, Pedro..” del
debate a cuatro, incluidos. ¿Hasta que punto esta burbuja mediática influyó en la opinión de los ciudadanos a la hora de ser preguntados en
las encuestas?
La imprecisión de las
encuestas seguirá
estando en la utilización del mismo tipo
de técnicas de identificación de opiniones/intenciones que hace 30 años,
ignorando que además de procesar y estructurar la información, hay que explorarla
y analizarla con técnicas actuales. ¿Cuántos twits se han escrito nada más salir de los colegios
electorales explicitando el voto emitido? ¿Alguien los ha analizado?. Se puede
hacer, sabiendo colocar la lupa en los momentos y los lugares adecuados.
Durante los últimos dos años he sido invitado
por el Gobierno de Colombia como Observador Internacional a los últimos
procesos electorales celebrados en aquel país; legislativas, primera y segunda
vuelta de las presidenciales y en octubre pasado a las municipales/departamentales.
Al igual que en España, en Colombia los sondeos
electorales tienen sus desaciertos, pero
a diferencia de España solo son privados
y cuando se publican, además de dar los
datos técnicos y los resultados, es obligado publicar el importe y quién lo ha
pagado, pudiendo publicar resultados hasta el día anterior a las elecciones.
En Colombia, tanto la primera como la última
vez, he vuelto a revivir aquella noche de hace ya treinta y cuatro años, pero
en vez de con Alfonso Guerra en TVE, con el Registrador Nacional del Estado, en
directo, una hora después del cierre de los colegios electorales, dando fe por adelantado de unos resultados que
cuatro horas después, con el 100% de los votos escrutados, ya son oficiales. ¿Mismo
método del PSOE en 1982, evolucionado a los tiempos que vivimos?.
El voto solo deja huella una vez que es
introducido en la urna. La palabra, la intención declarada de voto antes de las
elecciones es muy importante para el análisis, pero seguiremos acertando o
equivocándonos con ese 30% que nunca nos dice lo que va a hacer y con el que o
no nos dice la verdad o, diciéndonosla, en los últimos días toma una decisión distinta a la prevista.
Para obtener la hoja de ruta de cada intención de
voto, declarada o no, hasta que llegue a la urna y las encuesta y sondeos se
acerquen a los resultados reales, serán necesarias no solo nuevas técnicas sino
nuevos escenarios en el que desarrollar los trabajos de campo de la
investigación demoscópica; las Redes Sociales. Al tiempo.