Artículo publicado el martes, 15 de diciembre de 2015 en www.farodevigo.es
A la anciana Hadama, de edad incierta aunque podría rondar ya los 80, le enseñé a recitar “Ondas do mar de Vigo, se
vistes meu amigo? E ai Deus!, se verrá cedo?” hasta convertirlo en el himno
de nuestra despedida, cada una de
las cinco veces que yo regresaba a Vigo.
La semana pasada mi amigo el Dr. Sastre, Emilio,
ha vuelto de Rey Bouba en el norte de
Camerún y como cada vez que lo hace desde mayo de 2014, que fue la última vez
que yo estuve allí, viene con un presente que le entrega la venerable Hadama para mi.
El regalo es siempre el mismo; deliciosos
cacahuetes cuidadosamente tostados en
una requemada olla de aluminio y pacientemente desgranados por las curtidas
manos de Hadama.
Al final del proceso los envasa Hadama, con
la ayuda de su nieta Ramatu, en usadas y
a veces muy desgastadas botellas de plástico de Top Cola, Fanta o
cualquier otra marca de refresco que los “feriantes mayoristas” nigerianos
llevan todos los sábados a los puestos
del mercado de Rey Bouba.
En esta ocasión los cacahuetes son
especiales y no por su perfecto punto de
tueste, sino por su sorprendente
contenedor; una botella reciclada, a
buen seguro que en más de una ocasión pero con su etiqueta en perfecto estado, de
una boisson gazeuse aux fruits marca
VIGO.
Nunca había visto esta marca en mis cinco
años por el Lamidato de Mayo Rey (Rey Bouba, Tcholire, Touboro…), ni en la
capital Douala.
¿Habrá convencido la octogenaria Hadama a
los responsables de Nabco Cameroun, para que bautizaran con el nombre de VIGO
una bebida refrescante como homenaje a las “Ondas
do mar de Vigo “ que juntos proclamamos en nuestras despedidas?.
Se lo preguntaré cuando yo vuelva a Rey
Bouba y de paso intentaré
convencerla de que ya no
podemos seguir llamándoles cacahuetes, ni cacahouètes, ni kossai… porque
llevando una marca tan bonita como VIGO,
tenemos que llamarles ¡manises!.
Gracias abuela Hadama por entender que Vigo está
por encima de cualquier sentimiento.